Es notable observar como las predicciones se derrumban frente a la certeza numérica; máxime teniendo en cuenta que se trata de un país, donde las imágenes y las palabras suelen ser el fundamento sobre las que se asientan las “creencias” de una franja importante de la población.
Por cierto, nadie puede pretender que la ciudadanía adopte
criterios científicos al momento de ponderar los dichos de quienes se arrogan
la potestad de predecir el futuro económico argentino; no obstante, sería saludable que
pongamos en duda sus “habladurías” para no dejarnos envolver por sus
tradicionales engaños.
En el día de ayer, al cumplirse 158 años de la creación de
la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner desenvainó una suerte de espada numérica que puso en evidencia
la nula solidez que tienen las predicciones realizadas por el
cúmulo de
“economistas” liberales que se encargan de predecir la llegada de la
catástrofe nacional. Anuncio que, por otra parte, les proporciona
ingentes beneficios monetarios.
Curiosamente, los gurúes de la desdicha no solo se vienen
encargando de vaticinar aluviones y huracanes económicos para nuestro país cuando no existe el
más mínimo indicio de que ello va a suceder; sino que gozan “del prestigio” de
haber anunciado la belle époque primaveral (año 2001) cuando en la
Argentina se desataba el terremoto económico más grande de su historia.
Nadie ignora que una crisis internacional como la
que estamos atravesando ha de esparcir sus efectos, en mayor o menor
grado, sobre toda la geografía del planeta. Lo llamativo es que los
"pitonisos" locales se empeñan en augurar sobresaltos exclusivamente en
nuestra región geográfica, asignándole al gobierno ser la causa
originaria de los males. Por ejemplo, se escucha hablar que la Argentina
exporta menos carne vacuna, pero no se menciona que es a raíz de que
cayó el consumo en los paises centrales; dejando de ese modo la
sensación de que la merma exportadora obedece a que el gobierno no tiene
una idílica relación con algunos sectores del campo. Y así se encargan
recurrentemente en predicar, con cierto aire de "objetividad", el
pesimismo opositor.
Como bien lo destacó la presidenta, entre otras cosas,
auguraron el no pago del Boden 2012 primero, luego a medida que se acercaba la
fecha presagiaban que no se iba a pagar en dólares, sino que se iba a
pesificar. Lo concreto, es que en el día de ayer se anunció su pago y
cancelación conforme a las condiciones emitidas; sin dejar de tener presente, y
como bien lo mencionó la mandataria “Es dinero que tendrían que haber devuelto
a los ahorristas otros gobiernos”.
Lo ilustrativo del hecho, es que al momento de emitirse esos
bonos (Boden) que garantizaban la devolución de los fondos “congelados en el
corralito”; la gran mayoría de los tenedores -por no decir, la totalidad- eran
de nacionalidad argentina.
Merced a las falsas e intencionadas predicciones de nuestros
conocidos gurúes; los originarios tenedores se fueron desprendiendo de esos
bonos. Actitud medianamente “lógica”. Si diariamente anuncian que no se va a
pagar, o que no se va a cumplir con las condiciones de emisión o que se va a
pesificar; el tenedor ante “el miedo” -instalado deliberadamente- adopta la postura de deshacerse del bono
a cualquier precio; entiéndase a un precio menor. Y fue, de ese modo, como el coro de gurúes posibilitó a través de su
“cántico terrorífico y mediático” que se produzca una transferencia de bonos de
manos nacionales a manos extranjeras.
Y después nos quieren hacer creer que no existen
cipayos en
la Argentina. En todo caso no existen en el gobierno; pero si están a la
espera
de retornar con alguna de las variantes opositoras. No debemos ignorar
que todos estos gurúes fueron los defensores a ultranza del modelo
privatizador y liberal imperante en los noventa.
Pero retornemos a los actuales números y a la veracidad que esas cifras expresan.
Nuestra presidenta hablo de la relación Deuda-PBI, la misma en el año 2003 era
de 142%; hoy es solo de un 19%. No solo se redujo a escala sideral en tan pocos
años (recordemos que estamos hablando de años de un país), sino que además se
canceló la deuda con los organismos internacionales de crédito permitiendo
ejecutar políticas económicas autónomas que, de otra forma, no se hubiesen
podido llevar a cabo. ¿O acaso suponemos sinceramente que nuestra situación
económica sería la de hoy, si aun estuviésemos monitoreados por el FMI?
Obviamente, creer eso sería darle fidelidad a otro de los argumentos "clásicos" de los
gurúes que siempre destacaron: las bondades del endeudamiento externo.
¿Alguien puede suponer seriamente que el anuncio formulado
ayer, de una mejora en los haberes de nuestros jubilados iba a ser posible si
el gobierno no hubiese cancelado la deuda con el Fondo Monetario? Basta con
recordar nuestra propia experiencia o, en su defecto, leer someramente los
diarios internacionales para observar como en Grecia y España, esos mismos
organismos internacionales, hacen recaer las políticas de ajuste sobre el
sector pasivo y el asalariado.
Pero si hasta los números del propio universo financiero local
desmienten las predicciones de muchos de sus miembros. Bien lo señaló Cristina
Fernández: “El panel MerVal -índice que representa las acciones de las empresas
líderes- creció un 5% durante la convertibilidad (gobierno Menem-Cavallo-De la Rua) y un 254% durante la gestión
de este gobierno nacional y popular”.
Como vemos, los números son incontrastables y ponen al descubierto la realidad económica del país. Pero claro,
los predicadores nunca hablan de realidades, al fin de cuentas apelan a la
magia o al engaño, porque el ocultamiento de la realidad es el “leitmotiv” de su
profesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario