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jueves, 20 de octubre de 2011

Las lágrimas de un cierre de campaña





Los argentinos hemos asistido a un cierre de campaña pocas veces visto. No, no, no estoy hablando en términos genéricos; sino en términos particulares. Concretamente me refiero al acto de cierre de Cristina Fernández de Kirchner.
Una verdadera fiesta popular y no solo porque quienes asistieron al acto desbordaban de alegría; sino por lo emotivo del mismo, que termino arrancando lagrimas a todos los presentes e inclusive a aquellos que, cómodamente instalados en sus hogares, observaban las imágenes del televisor.
Como no conmoverse al ver a los protagonistas de los spots publicitarios, contemplarlos allí parados y escuchando atentamente a nuestra Presidenta.
Como no emocionarnos al observar que cada uno de ellos es un representante de la vida real (realidad que la mayoría de los medios de comunicación se empeñan en ocultar) que en la imagen publicitaria esta expresando, nada más ni nada menos, que su propia experiencia de vida.
Ese es el reflejo ineludible de la Patria. Como no reparar en que la joven científica que esta hablando en esas imágenes televisivas, estaba trabajando en Alemania y ahora esta feliz y orgullosa por encontrarse trabajando en nuestro país.
Como ignorar que a ese “flacucho” de lentes –me refiero a Ariel- le temblaban las piernas cuando recibió la medalla en las Olimpíadas Mundiales de Matemáticas sabiendo que estaba representando al país. De la misma forma que seguramente le temblaron ayer cuando los asistentes al teatro Coliseo, y luego de que Cristina hiciera mención de su presencia, comenzaron a corearle un merecido: ¡¡Dale campeón, dale campeón!!
Bastaba ver la cara de Elena, Federico y todos los que allí se hallaban para emocionarse. Esa es la Argentina real, esa es nuestra patria. Porque la patria no se circunscribe a una mera extensión geográfica, ni tiene por contenido una simple expresión simbólica como pudiera ser la bandera, la escarapela, el himno o la camiseta de la selección nacional. La esencia de nuestra patria la constituye nuestro pueblo, con su historia y su cultura. Son nuestros hombres y mujeres quienes configuran el verdadero “ser” de esta nación.
Esos mismos hombres y mujeres que pudimos ver en los spots y que son simplemente “actores” de su propia vida; y que no recibieron “bonificación” alguna por contar públicamente sus propias experiencias.
En ese lugar se construye un país, en el quehacer diario de todos y cada uno de nosotros. Allí se percibe el potencial de un pueblo.
Allí también hallamos la fuente de alimentación de nuestro orgullo. No por casualidad, estamos atravesando una de esas etapas históricas donde nos sentimos orgullosos de nuestro país.
Basta recordar como nos sentíamos cuando gobernaban los que hoy agitan la bandera de “la oposición” para percibir el notorio contraste.
Como no enorgullecernos de la gestión kirchnerista si marco un antes y un después en la historia de nuestro país.
Como no estar orgullosos, entonces, de Cristina y de Néstor si son ellos quienes nos permitieron recuperar el autoestima nacional.
Como ignorar el acto de anoche, si con solo mencionarlo se me caen las lágrimas de alegría mezcladas con el sentimiento de orgullo.
Muchas veces, los hombres y mujeres no ponderamos el momento histórico y trascendente que nos toca vivir.
Hoy los argentinos estamos atravesando uno de esos relevantes tiempos que van a pasar a la posteridad como los del despegue argentino. Hoy estamos haciendo historia, podríamos denominarla la Historia de la consolidación del autoestima argentino y  todos, de una forma u otra, colaboramos para que ello se produzca. Pero el relato de esta historia no hubiere sido lo que es; si Néstor y Cristina no hubieren llegado a la presidencia de la república.
Como no estar orgullosos de nuestra Presidenta!!!
Si cuando decimos: ¡¡¡Fuerza Cristina!!! ¡¡¡Estamos diciendo Fuerza Argentina!!!!

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