Más allá de la polémica desatada por la caricatura publicada
ayer en el diario “Clarín” y diseñada por el octogenario dibujante Hermenegildo
Sabat; es dable reconocer que la misma, no desentona con la línea editorial que
profesa el panfletario periódico.
Nadie ignora la condición de “gorila autóctono” que don
Hermenegildo ha sabido desarrollar a lo largo de sus expresiones caricaturescas
en la mentada publicación; ni tampoco desconocemos que uno de los atributos
distintivos de esta especie de “primates políticos” (“el gorila local”) es su
predisposición alergética a todo aquello
que resalte o defienda el interés nacional.
De ahí que caricaturas como las que observamos, ponen de
relieve la concepción política que encierran esas “inocentes” figuras. Así,
bajo el título Al ritmo de la justicia de EEUU, el célebre dibujante Sabat, en sintonía con
los artículos del diario en cuestión, realza la gigantesca figura del americano
juez Griesa contrastándola con la “insignificante” figura de Cristina Fernández
de Kirchner. Claro que sería una puerilidad suponer que la crítica del
dibujante se dirige indefectiblemente a la persona de “Cristina”; por el
contrario, la fisonomía trazada no desconoce que se trata de la Presidenta de
la República y, por ende, de quien representa al Estado Nacional y a la
totalidad de los argentinos.
De ahí que hacer bailar –metafóricamente- a nuestra
presidenta alrededor del “gigante” Griesa es, por más que algunos lo minimicen,
una forma de desvalorizar nuestra visión de estado soberano y aceptar de antemano
que no podemos más que someternos al ritmo y a la voluntad que nos impongan los
colosos del norte.
Claro que por suerte, la realidad es muy distinta; puesto
que ni Cristina es tan dócil, ni la Argentina es un Estado pigmeo que se deja
avasallar por los gigantes. Obviamente, la determinación de la presidente nos
mantiene erguidos y dispuestos a defender lo nuestro; y no como en otros
tiempos, en donde “lo digno” era permanecer de rodillas. Claro que los cultores
del “arrodillamiento” añoran aquellas épocas, a tal punto que varios de ellos
se han anotado en la carrera presidencial para retrotraernos al pasado.
Desde luego, cuentan con un equipo de “periodistas independientes” que se encargan de defenestrar el
presente para facilitar la operación retorno; sin embargo, aun así no pueden
arrogarse la certeza de que lograran su propósito. Lo que los lleva a
promocionar y festejar cualquier intento desestabilizador sea que ocurra en el
terreno político u económico, ya que lo importante, para ellos, no es la nación
(y cuando apelamos a éste término no estamos refiriendo al mismo tiempo al de “pueblo”);
sino sus mezquinos intereses que hoy coinciden con los de “los buitres”.
Pero volviendo a la caricatura, se podrá argüir que don
Hermenegildo solo se limitó a desplegar sus atributos y delinear esa
representación gráfica para deleite de los “adoradores” del Estado Colonial; que
por cierto, y para desgracia, abundan en nuestras pampas.
Sin embargo, lo mínimo que se le puede requerir a alguien
que se nacionalizó argentino (no olvidemos que don Sabat, nació en Montevideo)
es que, cuando menos, respete la investidura presidencial del país que le
concedió la ciudadanía. Es cierto que trabaja para un periódico que pugna insistentemente
por quebrar la vocación soberana de nuestra nación; y que además, procura
manipular las noticias para anestesiar la capacidad de reflexión de buena parte
de sus seguidores; pero más allá de ganarse el sustento -cosa que por otra
parte, don Hermenegildo no tiene necesidad- hay límites que no se pueden
trasponer. Ya con anterioridad -y en relación con el conflicto con “el campo”
año 2008-se encargó de dibujar a nuestra presidenta golpeada en uno de sus ojos
y con la boca cruzada. Hoy don Hermenegildo vuelve sobre sus pasos, el talento
al servicio de la vocación colonial. Es innegable reconocer que existen pocos “gorilas
talentosos”; lástima que, en este caso, el talento siempre este a contrapelo de
nuestro interés nacional.
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