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viernes, 14 de marzo de 2014

La trilogía neoliberal: Massa-Macri y Medios






   









Hemos destacado en otras oportunidades que la lógica neoliberal determinó la fragmentación del saber; el método promocionado fue atrincherar cada área de conocimiento en un espacio exclusivo, posibilitando con ello una práctica aislacionista de cada especialidad.
Es decir, se fortaleció un fragmento específico del saber y se lo desvinculó con el resto de los saberes; lo que en definitiva posibilitó tener una visión parcializada de “la realidad” en detrimento de la totalidad de lo real. Esta lógica no solo repercutió en el campo de las ciencias, sino que posibilitó que grandes franjas de la población mundial, una vez obtenido el consenso necesario, cayeran en las fraudulentas redes del discurso neoliberal.
Así, y mediante la complicidad de los grandes medios, se fue entronizando la figura de “los expertos” en cada rubro; pero muy específicamente el del área económica que pasaron a convertirse en una suerte de profetas del devenir y cuyas predicciones se debían tener en cuenta a riesgo de no precipitarnos en el abismo.
Lo cierto es que, estos tecnócratas arrastraron a inmensas franjas de la humanidad (y muy especialmente en Latinoamérica) a condiciones de vida degradantes e indignas; mientras, concomitantemente, fortalecían el crecimiento ininterrumpido de los ingresos de las grandes corporaciones.
Este proceder que, en apariencia, estaba destinado al logro de objetivos mercantiles entronizando la figura del Mercado por sobre todas las cosas; tuvo (y mantiene aún) su nefasta consecuencia en el plano cultural.
La lógica de pensar en forma aislada trajo aparejado un repliegue del individuo en sí mismo sin contemplar la figura de “el otro”. Mientras que, simultáneamente, favoreció la visión corporativa en desmedro de la totalidad.
De ese modo se alcanzaban dos objetivos: por un lado, el exceso de individualidad posibilitó debilitar los lazos con la sociedad; y por el otro, la supresión del pensamiento colectivo facilitó que las corporaciones agiganten sus espacios de poder sin resistencia alguna.
No es cuestión tampoco de que la individualidad se desvanezca exclusivamente en la responsabilidad colectiva, pero si se trata de que el individuo más allá de su responsabilidad personal tenga presente que existen responsabilidades para con los demás que hacen a la concreción de un mundo mejor.
Lo cierto es que el neoliberalismo no se circunscribió solo a un conjunto de medidas económicas tendientes a desplazar al Estado de su función reguladora por “la regulación automática” -y esencialmente injusta- que nos ofrece el Mercado. Sino que, por el contrario, tiene un soporte cultural muy amplio que no solo conduce inexorablemente a sobredimensionar la ponderación del “yo” por sobre todas las cosas; sino que construye un conjunto de valores que se asientan sobre la primera persona del singular ignorando el “nosotros” como propuesta de construcción colectiva.
Salir de este “laberinto condicionante” es extremadamente dificultoso, y mucho más cuando los grandes medios de comunicación se encargan deliberadamente de bastardear toda propuesta que redundaría en beneficio de la sociedad en su conjunto.
Ya entrando en la realidad de nuestro país tenemos sobrados ejemplos de lo que estamos manifestando: desde las críticas solapadas que los “tecnócratas de ayer” realizan, a través de las entrevistas realizadas por “los periodistas independientes, a los subsidios asignados a los sectores más vulnerables, o los cuestionamientos realizados por la recuperación de YPF sentando, en breve tiempo, el “malísimo” precedente de que una empresa estatal puede administrar eficientemente sus recursos; y hasta el rechazo de la reforma del Código Penal que entre los nuevos delitos tipifica el accionar de las personas jurídicas que en los hechos atenten contra el abastecimiento o configuren monopolios y/o oligopolios, el cohecho financiero, etc., etc.
El problema radica en que la instalación mediática todavía ejerce una vasta influencia sobre las mentes “conquistadas” durante largos años de hegemonía neoliberal. Romper con ese “esquema de (in)comprensión” no resulta sencillo; máxime cuando esos mismos medios se encargan (y de hecho lo han logrado) hasta de instalar dos candidatos a presidente para el próximo año: Macri y Massa.  
Como podemos apreciar el neoliberalismo no está muerto; si hasta cuenta con el respaldo de las potencias coloniales, como aconteció históricamente. No por casualidad el ministro británico para América Latina, Hugo Swire, acaba de reconocer que Londres está a la espera de la llegada, a la Casa Rosada, de uno de estos exponentes para “conversar” sobre el futuro de las Islas Malvinas.
Quienes conocemos la historia sabemos perfectamente que los imperios “conversan” solo cuando sus intereses están garantizados; conducta, por otra parte, no reprochable desde su perspectiva. Lo malo es saber que la garantía para el inicio de las conversaciones, se las brinden dos postulantes a la presidencia de los argentinos. No es fruto del azar que ambos aspirantes, sean expresiones del neoliberalismo mediático.
Como vemos, el certificado de defunción del neoliberalismo no puede ser librado, ni siquiera con la aplicación de la nueva ley de medios audiovisuales; por ende, hay que profundizar la batalla cultural para evitar que el pueblo vuelva a ser engañado nuevamente.  

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