Todos sabemos que en época de carnavales no es sorprendente
encontrar algún disfrazado portando una máscara con miras a asistir a alguna
fiesta o, eventualmente, a un corsódromo para deleitarse durante el efímero reinado
del Rey Momo. Sin embargo, lo que sí
resulta sorprendente es que aquellos dirigentes políticos y/o mediáticos de
Argentina que, curiosamente, durante el resto del año apelan al uso cotidiano
de la máscara para ocultar sus verdaderas intenciones; se desenmascaren durante
el período carnavalesco.
Y esto lo decimos por
las recientes declaraciones de los denominados “hombres del massismo” que
durante el presente mes han salido a manifestar, sin pelos en la lengua, que “los
trabajadores argentinos estarían dispuestos a que se le rebajen de sus salarios
hasta un 10% de lo que perciben”. Curiosa afirmación en principio; no obstante,
si indagamos un poco más en esta clase de expresiones, y de los personajes que
las vertieron, podremos percatarnos de que no son fruto del azar; sino el
resultado del modelo de país que propugnan estos sectores.
Así observamos como Felipe Solá, destacado
representante del peronismo “renovador”, se lanzó mediáticamente al ruedo con
esta propuesta, seguido por Javier González Fraga (otro conspicuo menemista,
ahora simpatizante de la “renovación” massista) quien habló de las bondades de
la reducción salarial y por José Ignacio de Mendiguren, ex titular de la UIA y
flamante diputado que engrosa las filas del futuro candidato presidencial
Sergio Massa, que vino a sugerir la interrupción de las paritarias; despojando,
en consecuencia, a los trabajadores de un instrumento legítimo para defender sus
salarios.
Sin duda, para aquellos que
intentamos observar detrás del telón del escenario teatral de la política
argentina semejante proceder no nos toma desprevenido. Por el contrario, basta
rememorar el mensaje que Sergio Massa destinó a los empresarios en agosto del
2013 para recordar, cuan agradable sonó a los oídos de estos, “la melodía
neoliberal” que el mentado dirigente supo desarrollar en los salones del Hotel
Alvear.
Sin embargo, y más allá del
eventual proceder que tendrán estos señores en caso de llegar al gobierno, lo
cierto es que hay toda una estrategia montada por el establishment
económico-financiero y mediático a los efectos de ir “convenciendo” a la gente
de las necesidades del retorno paulatino al viejo modelo neoliberal.
Una estrategia que se viene
ejecutando “sin prisa pero sin pausa” como diría Napoleón y motorizada por las
grandes corporaciones económicas y mediáticas.
Ya lo decíamos en octubre del año
pasado y no por saberlo a ciencia cierta, sino por ser simples observadores del
devenir político del país. Luego del resultado de los comicios legislativos de
octubre, los medios hegemónicos se encargaron de librar el certificado de
defunción del “ciclo kirchnerista” y anunciaron, con bombos y platillos, los
futuros presidenciables: Massa, Macrí y Scioli todos congraciados (en mayor o
menor grado) con el sistema de poder dominante en Argentina.
La nota publicada, a fines de
octubre del 2013, en nuestro blog se titulaba "el Gran Ganador" y allí decíamos
lo siguiente:
“Así, poco se habla en estos
medios de la gran elección realizada -por solo citar dos ejemplos- de los
gobernadores de Chaco o Entre Ríos (Capitanich y Uribarri respectivamente) que,
eventualmente, los colocaría en carrera para las presidenciales del 2015. Sin
embargo, los analistas del denominado “periodismo independiente” ya preanuncian
de antemano, como futuros presidenciables, los nombres de Massa, Macri y hasta
del derrotado Scioli; todos ellos funcionales, obviamente, a los intereses del
establishment económico-mediático.
Es, precisamente, en función de esta hipótesis que podemos afirmar
que el gran ganador en estos comicios legislativos ha sido, por el momento, nada menos
que: el poder mediático. Ahora bien, que repercusiones puede
traer este “triunfo” de los medios en el escenario político local. No se trata
de hacer futurología pero, experiencia mediante, no sería descabellado suponer
que a partir de ahora recrudecerán los intentos desestabilizadores nuevamente:
las corridas del dólar, la amplificación de la sensación de inseguridad virtual
amalgamada con la real, la mentira revestida de información para dinamitar al
gobierno, los “tradicionales saqueos” que surgen en las fechas navideñas, etc.,
etc.
Todo sería válido y necesario para acelerar la retirada de un
gobierno que osó poner en jaque el predominio de los sectores dominantes; en
consecuencia, sería bueno darle una lección para sentar precedentes”.
No por casualidad los
portavoces de sugerir una hipotética reducción de los salarios aparecieron al
unísono en los programas televisivos de los grandes medios; si hasta el
periodista estrella del Grupo Clarín, Jorge Lanata, se encargó de decir que “de
haber un fuerte liderazgo la gente aceptaría la posibilidad de una reducción
del salario del orden del 10%”. Como vemos se ponen de acuerdo hasta en las
cifras a sugerir.
Curiosamente, nunca hablan de los excesivos márgenes de
rentabilidad de la que gozan las grandes empresas; por ej. las gigantescas
cadenas de supermercados.
Al contrario, cuando el jefe de gabinete, Jorge Capitanich,
mencionó la posibilidad de enviar al Congreso de la Nación un proyecto de ley
para evitar el abuso de posición dominante, todos “los periodistas independientes” salieron a cuestionar la
iniciativa.
¡¡Como se le va a poner un freno a la rentabilidad de los
grandes supermercados!! Vociferaron los “periodistas” de TN, esos excelsos “mensajeros
de la verdad”, los mismos que nos decían que ese canal iba a desaparecer con la
puesta en vigencia de la ley de medios.
Aquí, como es su
costumbre, omitieron hacer referencia a la existencia de esta clase de leyes en
los países desarrollados; pero eso sí, cuando el gobierno decide no ajustarse,
por ejemplo, a las sugerencias del FMI, se trata de un país que no sintoniza la
frecuencia de las grandes naciones, ni saca provecho de esas experiencias.
Lo cierto es que, en el curso de estos días, escuchamos que para combatir la inflación hay que reducir
los salarios, sin tocar los desorbitantes márgenes de ganancias de las grandes
corporaciones que, según el periodismo independiente, en nada afecta al
desarrollo de la espiral inflacionaria. El hecho comprobado que en una gran
variedad de artículos remarquen con márgenes de ganancias superior a los tres
dígitos o motorizar el desabastecimiento para provocar una suba de los mismos
es, a juzgar por estos señores, simplemente las reglas que “sabiamente” nos
impone la economía de mercado.
La historia nos demuestra exactamente lo
contrario; sin embargo, debemos reconocer que la nuestra no es una sociedad con
manifiesta vocación historicista. Pues, de serlo no habrían “sobrevivido” los
gurúes mediáticos, ni el menemismo reciclado (hoy peronismo renovador), ni los dinosaurios de "los periodistas independientes" que
tanto mal le han hecho al país y aun mantienen cierta ascendencia sobre los
televidentes. La importancia de orientarnos por la historia, nos permite cuando menos avizorar los pasos ocultos que ciertos sectores van desarrollando. Así hoy, podemos apreciar cómo el establishment económico-mediático ha decidido profundizar sus embates contra el gobierno y para ello cuenta con un ejército de soldados títeres que están dispuestos a ofrecer sus servicios voluntariamente. Al parecer, buena parte del peronismo renovador y del resto de la oposición se han ofrecido incondicionalmente. Lo bueno es que, misteriosamente, en carnaval han decidido despojarse de la careta.
Excelente nota! Los que sabemos "leer entre líneas" sabemos que massa y sus amigos son los neo-menemistas. Pero cómo se lo hacemos saber a una sociedad donde la mayoria es ignorante y cautiva - por propia decisión - de estos delincuentes? Vaya tarea que nos queda.
ResponderEliminar