Los recientes comicios celebrados ponen en evidencia lo
difícil que resulta alertar a amplias franjas del electorado para ver más allá
de la superficie. Y no porque uno se
arrogue poseer una visión infalible y omnipotente que permita, a primera vista,
tomar contacto directo con las profundidades de la realidad. Por el contrario, es
precisamente partiendo del presupuesto de la imposibilidad de percibir con
minuciosa precisión esa “realidad”, lo que nos impulsa a echar varias miradas
sobre la misma para, eventualmente, minimizar los riesgos distorsionadores.
Lo peor del caso es qué, aun así, no estamos exentos de
incursionar en el error. Pero mucho menos exentos están aquellos ciudadanos que
confunden “lo aparente” con “lo real”. Y esto es tal vez lo que haya acontecido
en las recientes elecciones.
Los poderosos medios de comunicación lograron instalar
(machacando sistemáticamente con todo su poder manipulador: radios, emisoras de
TV, periódicos) la idea de una sociedad dividida que marcha hacia una presunta “ruptura
inevitable”. Obviamente, detrás de “lo aparente”, que consiste en suponer que
el gobierno agrede a quienes no piensan como él, se encuentra “lo real”,
consistente en simular una “división artificial” que permita impedir que se ejecuten políticas tendientes a
limitar la insaciable codicia de los
grupos mediáticos concentrados.
Así, los auténticos fomentadores del divisionismo se
mostraron, en el escenario virtual, como víctimas de un gobierno que
presuntamente pretende acallar sus voces.
Notoria paradoja, mientras el CEO de Clarín, Héctor Magneto,
conmina a los periodistas a deambular por tribunales en virtud de sus opiniones
vertidas (sucedió con Roberto Caballero, Sandra Russo, Javier Vicente y ahora
con Víctor Hugo Morales), el grupo mediático al que representa se suele arrogar
ser “el defensor de la libertad de expresión”. Aunque, y a raíz de lo que
aconteció con la “inmaculada” entrega de los Martin Fierro donde quedó demostrado
la fuerte influencia del Grupo, editando (léase, censurando) algunas de las
opiniones de los galardonados, debería añadirse de “la expresión sesgada”.Impresionante operación montada en el célebre Teatro Colón, si hasta llevaron centenares de extras para aplaudir al "comediante denunciador" y a "las estrellas del periodismo independiente".
Lo cierto es que, y volviendo a los comicios, el poder
mediático aun conserva una fuerte ascendencia sobre “el pensar de la ciudadanía”;
hecho éste que nos obliga a redoblar esfuerzos para contrarrestar esa
perniciosa influencia que “arrastra” la mirada de la gente hacia el terreno de las apariencias.
Es tal la envergadura de ese poderío que en escasos meses
lograron imponer un candidato (Sergio Massa) confirmando, de ese modo, aquella
expresión de una conocida periodista de Todo Noticias (TN) “para instalar un candidato solo se necesitan 15 minutos”.
Sergio Massa, es un candidato que practica (como fiel discipulo) la misma metodología;
esto es, ocultar deliberadamente cual ha de ser su proyecto político a la mayoría de la
población. Si en cambio, es dable reconocer que lo exteriorizó ante un no muy numeroso grupo de
empresarios y donde dejo traslucir que su modelo no difería mucho del aplicado
en los años noventa.
En trazos generales, reivindicando su militancia juvenil en la Ucede (partido fundado por Alvaro
Alsogaray); de ahí que dejara entrever sus críticas hacia la participación
estatal, su simpatía por el restablecimiento de la privatización de los aportes jubilatorios,
la eliminación de las retenciones, sus “dudas” respecto de la vigencia del
futbol para todos, y su rechazo a la ley de medios, etc. etc. No vaya usted a creer lector que hay un acuerdo entre partes; no, no, en absoluto. Cualquier semejanza con “el ideario” de los grupos
mediáticos es, como suele señalar la
pantalla cinematográfica, “mera coincidencia”.
Así vemos como las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias
han dado una muestra de la diversidad de ofertas que existirán en los comicios
legislativos de octubre.
También hemos comprobado cómo algunos candidatos
opositores, otrora con firmes intenciones de seducir a los poseedorres de los grupos mediáticos,
han sido ignorados por éstos una vez que decidieron “su candidato”. Ojalá esos
mismos opositores reflexionen y abandonen su
ceguera racional y comiencen a visualizar con interés la entrada en vigor
de la nueva “ley de medios”.
En cuanto al oficialismo, que haya ratificado su condición de
primera fuerza nacional es más que meritorio luego de una década de ejercicio. Hecho
éste que no debe conducir a la pasividad; por el contrario, debe perseverar en
el esfuerzo de mantener la iniciativa política y expandir los derechos de la
ciudadanía.
Nadie ignora que si preguntamos a un ciudadano medianamente
informado, ¿Cuántas leyes conoces que se promulgaron en beneficio de la
ciudadanía durante el actual gobierno? La lista sería considerablemente extensa y, comparándola con los gobiernos anteriores,
revelaría la calidad institucional de esta última década.
Sin embargo, no todos
están “medianamente informados”; pues, son precisamente "los medios" quienes más empeño ponen en dejar esas informaciones en el
olvido. De ahí que sea necesario mantenerlas frescas en la memoria colectiva;
además de continuar promulgando leyes que amplien y refuercen nuestros derechos..
Sabemos qué, como bien hacía referencia un antiguo y
conocido texto de sociología, “lo último
que valoraría un habitante de las profundidades del mar sería, precisamente, el
agua. Solo si un accidente lo arrojase a la superficie tomaría conocimiento de
lo vital que ella resulta para su existencia”.
El acostumbramiento suele ser un terreno fértil para promover
el olvido de lo ponderable; lo que nos lleva a correr ciertos riesgos que, en
condiciones de previsibilidad, no serían tales.
Tal vez, en esta última década una buena franja de la
ciudadanía, y sobre la base de su mejor situación, se ha olvidado de los
trastornos que acarrea “en sí” el neoliberalismo para nuestras vidas. Si así no
fuese, personajes como Cavallo y de la Sota no tendrían espacio para
reaparecer en el escenario político local; ni tampoco “el nuevo” Massa, tendría lugar para ofrecerse como “la
Argentina del futuro”.
Más en fin, todo esta por definirse. Las PASO, han sido una suerte de “sensación térmica”de la atmósfera política nacional; no
obstante, la temperatura real la percibiremos en el mes de octubre. Pero eso
sí, confiando en que la “insensibilidad neoliberal” será derrotada por un mayor
margen con el arribo de la primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario