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domingo, 15 de mayo de 2011

Las interpretaciones de Joaquin revelan su deseo







“No existen los hechos, solo interpretaciones” solía expresar genialmente el denominado “loco de Turín”. Y, obviamente, adhiriendo a esa premisa podríamos señalar que dentro de la diversidad de interpretaciones posibles; es factible  encontrarnos con aquellas que expresan un elevado grado de racionalidad y de verosimilitud con los hechos que mencionan y/o analizan. Como, también, hallarnos con otras que, no solo, no se aproximan ni remotamente a la descripción de los mismos; sino que rayan con la estupidez, si uno presumiera que son realizadas sin intencionalidad.
Esto último es, precisamente, lo que acontece con la nota publicada en el día de hoy en el periódico La Nación por el inefable, y cada vez más mediocre editorialista, Joaquín Morales Sola  intitulada: “Cristina ante la encrucijada de decidir sola”.
La misma comienza diciendo: 
                                                 El calendario electoral está acorralando a la Presidenta en un lugar desconocido para ella: el de la soledad para tomar decisiones políticas. En sus seis meses de viuda nunca debió resolver cuestiones de magnitud ni cambió nada de lo que ya existía en los buenos tiempos”.

Al parecer, y conforme a lo que menciona este sombrío periodista, ejercer el gobierno de una nación “no requiere resolver cuestiones de magnitud” cada uno de los 360 días del año. La pobre visión que este señor tiene del ejercicio de la más alta magistratura lo lleva a mencionar disparates de éste calibre; excepto que, malintencionadamente, quiera desvalorizar el rol de la presidencia de la república. 
Si bien es cierto que, por otro lado, algo reconoce: “...no cambio en nada lo que ya existía en los buenos tiempos”. Pues, destacar que la cosa no empeoró implica indudablemente un reconocimiento (menor, pero reconocimiento al fin) de que el país no se apartó de los  "buenos tiempos" ;situación digna de ser ponderada -aunque en este caso se trate de un fallido- por cualquiera. Y máxime en un país donde lo habitual -hasta la llegada de los Kirchner- era que los cambios tenían por característica empeorar las cosas. 
Esto, inevitablemente, me trae a la memoria la respuesta que Albert Camus sostuvo luego de hacerse la pregunta: ¿Que has hecho Tú para evitar los terribles dramas del mundo? “Pues, para empezar no agravarlos”, adujo el filósofo francés.
Y como bien lo señala Savater: si esto os parece poco, estamos en un verdadero problema.
Pero retomando nuestro tema, la Presidenta ha tomado un elevado cúmulo de acertadas decisiones desde la lamentable pérdida de su compañero de vida. No solo ha impulsado un número significativo de leyes (que curiosamente ignora el "informado y objetivo" periodista), sino que además, estuvo representando a nuestro país en los distintos Foros Internacionales (MERCOSUR, Grupo de los 77 más China, encabezando la exitosa misión a Corea y desarrollando una sólida intervención en la reunión del grupo de los 20, por citar algunos ejemplos) y asumiendo con absoluta firmeza el ejercicio de su cargo frente a los distintos hechos que se produjeron en el país (recordemos Villa Soldati, la creación del Ministerio de Seguridad, etc., etc.). Y por cierto, cargando sobre sus espaldas todo el inconmesurable dolor que implica la prematura muerte de un ser querido.
Pero continuemos con el mediocre artículo de Morales Sola, que en otro de los párrafos sostiene:
          "La repentina cancelación del viaje a Paraguay, donde debía participar ayer de los festejos del bicentenario de ese país, por inexplicadas razones climáticas, está mostrando un cuerpo muy frágil o un espíritu sin empeño".

Que la Presidenta atienda a las sugerencias vertidas por su médico para superar, definitivamente, un cuadro de neumonía y evite estar presente en los festejos del bicentenario de un país hermano; no da lugar, al menos para una mente inteligente, a inducir que eso “está mostrando un cuerpo muy frágil y un espíritu sin empeño”.
Y apelando nuevamente a los apotegmas filosóficos podemos recordar aquél que dice:
“El hombre no yerra por ignorancia sino por deseo” y no hace falta ser muy avezado en lógica para develar el deseo “oculto” de este periodista que observa la realidad a través de los cristales construidos por sus inconfesables intereses.
A tal punto llega su interpretación desiderativa que, en otro párrafo del mentado artículo -confesando inconscientemente su incomprensión-, expresa: .
 Hace un par de semanas dijo un discurso que se consideró la antesala del anuncio sobre su candidatura a la reelección. No quiero que un enorme esfuerzo personal y familiar caiga en saco roto , proclamó, entusiasmada. El jueves dijo otro discurso, en medio de sus habituales enojos con Moyano, que se asemejó a una despedida. No me muero por ser presidenta; ya di todo lo que puedo dar , cambió entonces, con los viejos bríos muy abajo, cerca del zócalo. ¿Cuál es la Cristina verdadera?
Es obvio que no comprende Morales Sola que el discurso de la Presidenta tiene por propósito abroquelar sus filas detrás de su proyecto, suprimiendo, de ese modo, todo intento de condicionar su candidatura. El único condicionamiento que la Presidenta esta dispuesto a aceptar es el que ella misma se impuso y que consiste en gobernar para beneficio de la Nación y felicidad de Nuestro Pueblo.
Por eso este abanderado de la deliberada "incomprensión política” y defensor de las corporaciones -de ahí que no haya emitido párrafo alguno en referencia a esas puntualizaciones presidenciales- no se de cuenta que existe una sola y auténtica Cristina.
Esa misma que dijo: “Este gobierno no es neutral porque esta del lado de los trabajadores”. 
Notable contraste!! Por un lado, estos dichos revelan la pura autenticidad del “Ser” de Cristina Fernández de Kirchner. Por el otro, la postura de periodistas que como Joaquín Morales Solá cubren su verdadero “ser” bajo la apariencia de neutralidad cuando en verdad trabajan para preservar el poder de las corporaciones.
“Pobre Joaquinito” su deseo y remota esperanza se han ensimismado, pues, es evidente que le agrada imaginarse que hay dos Cristinas. Sobre todo esa que, en su éxtasis imaginativo, estaría dispuesta a abandonar la conducción de la nave del Estado.
Su deseo lo obnubila, no se da cuenta que Cristina hay una sola. Aquella que diariamente toma las decisiones, la misma que ha medida que transcurren los días va reafirmando su liderazgo y resolviendo las cuestiones de magnitud con la sencillez de los grandes conductores.
Como vemos y parafraseando a Nietzsche podemos decir que “para Joaquín Morales Sola no existen los hechos, solo sus interpretaciones”. Que, por cierto, no solo estan teñidas de subjetividad; sino también de grandes intereses corporativos. 
 

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