Los argentinos somos muy proclives a padecer la “ilusión de los espejos” que consiste en observar los cambios que, paulatinamente, se vienen desarrollando en “los demás”; sin reparar en aquellos que se vienen ejecutando sobre nosotros mismos.
En principio, podríamos decir que se trata de un síntoma natural, después de todo cuando uno contempla su rostro diariamente a través de un espejo, se tornan imperceptibles las variaciones que sobre el mismo se vienen produciendo con el transcurrir del tiempo.
No obstante, y más allá de las apariencias, carece de verdadera utilidad recordar los cambios operados sobre nuestra fisonomía, excepto, aquellos que estén relacionados con nuestra salud individual.
Sin embargo, si tienen una significación especial aquellos que de una forma u otra, inciden (o incidieron) sobre nuestra persona, sobre nuestra identidad, sobre nuestra propia historia; es decir, sobre lo que somos.
Ya lo decía el célebre Ortega: “El hombre no tiene esencia, tiene historia”.
Y es, precisamente, la historia quien nos conduce sobre senderos inesperados que terminan condicionando de algún modo el resultado de nuestro auténtico ser.
Lo mismo acontece con nuestra querida Argentina.
Solemos carecer de memoria histórica, lo que nos conduce inevitablemente a ignorar mucho de los males que nos aquejan o, peor aun, a no distinguir las fuentes generadoras de los mismos.
Bien señalaba Albert Camus cuando decía “El hombre común identifica el mal de la época por sus efectos y no por sus causas” y, confundir el efecto con la causa puede ser letal para cualquier sociedad.
De ahí que muchas veces -por no decir casi siempre- quienes procuran encubrir sus verdaderos propósitos producen determinados efectos para entorpecer la individualización de la causa. De forma tal, que no se descubra su verdadero interés.
En nuestro país, ya ha quedado, medianamente, al desnudo el verdadero conflicto de intereses que existe entre determinados grupos hegemónicos detentadores del poder económico y el modelo de país que impulsa el gobierno nacional.
La disputa en ese terreno se ha desarrollado de manera ostensible en determinadas circunstancias, por ejemplo durante el envío y aprobación de la ley de medios al Congreso, y en forma solapada en la gran mayoría de los casos.
Claro que, así como hace 30 años los "sectores del privilegio" fueron los mentores ideológicos del entonces catalogado “golpe militar” ocultando su participación manifiesta -recién ahora, buena parte de la ciudadanía se esta enterando que se trato de un “golpe cívico militar-, precisamente hoy, esos mismos sectores impulsados por idénticos intereses mezquinos están tratando de evitar que un modelo de equidad se afiance y se profundice en la sociedad argentina.
Para ello cuentan con poderosos pero no creíbles auxiliares externos, léase la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) y un vasto ejército de voluntarios locales dispuestos a desarrollar toda una “mise en scene” para lograr sus perversos fines.
Dentro de esta trouppe de simuladores voluntarios al servicio de la confusión casuística encontramos un sinnúmero de personajes que, desplegando sus “destrezas” al servicio de estos poderosos, tienen por misión obstaculizar y destruir, en lo que este a su alcance, el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández.
Obviamente, si hablamos de misión, la figura emblemática en esta tarea es la desplegada por la fundamentalista del odio, la diputada Elisa Carrió y la camaleónica discípula Patricia Bullrich con sus compañeros de bancada.
Claro que, este conglomerado malicioso no sería suficiente para tamaña misión, porque además de actores, se requiere de un relativo número de guionistas que estén dispuestos a redactar los pertinentes “cuentos de ciencia ficción” con el propósito de brindar un marco de "realismo" -mágico, por supuesto- que refuerce el impacto de “los efectos o declaraciones especiales”. Que, una vez consumado, podremos observar, reiteradamente en las pantallas de TN, o en su defecto, leer en las editoriales de los periódicos Clarín, La Nación o Perfil.
Estas sobreactuaciones infames las hemos visto durante el debate previo a la aprobación de la ley de medios audiovisuales y, posteriormente, durante la denominada “causa Sadous” que fue una“innovación ficcional” sostenida por “la oposición” para dañar la imagen gubernamental. No reparando que en verdad, con esas mentiras, le estaban causando un extremado daño a los negocios comerciales de la Argentina sin el más mínimo asidero.
La misma metodología utilizada oportunamente, se ha puesto en práctica para obstaculizar la aprobación del Presupuesto Nacional.
Ahora, con la finalidad de no aprobar el presupuesto inventan sobornos a través de mensajes de texto!!
Como si alguien fuese tan estúpido de querer sobornar a persona alguna por intermedio de mensajitos de texto!! Sin dudas, apelar a semejante metodología es no querer quedar en el anonimato. Los autores del supuesto delito, tienen la fortuna de que los legisladores de la oposición no quieren divulgar sus nombres!! ....Pero por quien nos tomaron???!!!
O como el médico Nelson Castro, al que le sugiero visite un neurólogo, cuya fuente para escribir un artículo es “habría sido un legislador que le dijo supuestamente a otro legislador”, que al parecer le dijo al mismísimo Nelson Castro que........Que poco serio todo esto!!
Ni hablar de Patricia Bullrich que dijo leer uno de “los mensajes de texto” donde se leía, según sus palabras: “pedí lo que quieras” a un legislador.
Tal vez, era la esposa –por no pensar en una amante- del respectivo legislador que le estaba sugiriendo que hacer de comida.
Pero más tragicómico resulta que después de haber leído el mentado mensaje no recordaba a que legislador se lo habían enviado, porque según ella, leyó como quince o veinte mensajes.
Ahora, si es cierto que leyó veinte mensajes: ¿Solo ese que no dice nada es el que recuerda? ¿Ninguno con un ofrecimiento concreto? Que poca imaginación Bullrich, ni tu familia te creé lo que venis diciendo.
Evidentemente, ni Bullrich, ni toda la oposición anti-K, ha reparado en que aún impidiendo la aprobación del presupuesto, el gobierno tiene la posibilidad de conducirse con el presupuesto aprobado durante el año anterior. Con el agravante que, en ese caso, el Jefe de Gabinete puede asignar los fondos de las partidas discrecionalmente, hecho éste que posibilita manejar los fondos a piacere, cosa que no es para alarmarnos porque el actual gobierno a dado muestras más que suficientes de conducirse con responsabilidad.
Magneto, un consejo de opositor: no le pagues tanta guita porque con estos actores y con estos escribas, cada vez menos creíbles, vas directo a la bancarrota!!!
Bromas aparte, esta es la dirigencia que conforma eso que se da en llamar “la oposición”, la misma que, en otros tiempos, colaboró con el sistemático derrumbe argentino y nos condujo al default económico.
Mientras que, por el otro lado, tenemos a una Presidenta que no solo anunció un acuerdo con el Club de París sin la intervención del FMI, que nos permitirá salir del default definitivamente; sino que además brega incesantemente por hacer de nuestro país, una nación industrializada.
Es bueno apelar a la historia y recordar las palabras de Paul O’Neill vertidas a finales de 2001 cuando se le cerraban las puertas al país para obtener auxilio financiero:
“Ellos –por los argentinos- no tienen una industria de exportación que valga la pena. Y así les gusta. Nadie los obligo a ser lo que son”.
Los dichos pertenecen al entonces Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, durante la administración de Bush, quien además añadía: “ Un default de Argentina no detonará una crisis mundial” minimizando aun más, nuestro ser en el mundo.
De ese modo los recursos financieros no llegaron y por más que los " serviles políticos” de entonces –muchos de ellos integrantes de la actual oposición- alegaran que Argentina había acompañado a EEUU en la Guerra del Golfo, que se había encolumnado detrás de las posiciones de USA en la ONU, a favor del bloqueo a Cuba, etc.,etc., la indiferencia fue total.
Que notoria diferencia con lo que acontece en la actualidad, el país hace oír su voz en todos los foros internacionales y no para decir lo que quieren escuchar los de afuera; sino para expresar lo que conviene a los argentinos.
Bueno, no a todos los argentinos, ya sabemos que “la oposición” quiere retornar a viejas épocas; sino basta ver el presupuesto alternativo presentado por Prat Gay –ex ejecutivo de JP Morgan- que añora sus épocas de Presidente del Banco Central en el año 2002.
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