Desde la semana pasada las noticias internacionales vienen ocupando la primera plana de los diarios del mundo como consecuencia de los informes “confidenciales y secretos” publicados por una página web cuyo propósito es difundir informaciones y videos desconocidos de orden gubernamental y que se conoce como Wikileaks.
El australiano Julián Assange, ex hacker y fundador de la página, se ha ubicado subrepticiamente en el puesto número uno de los enemigos de los EEUU; desplazando cómodamente a Bin Laden y sus acólitos por haber publicado una serie de documentos diplomáticos confidenciales.
Un claro ejemplo de ello fue la expresión vertida por la conocida líder del Partido Republicano, Sarah Palin: “Assange es peor que Al Qaeda”.
Verdadera manifestación de “una defensora a ultranza de la libertad de expresión”. Sería bueno preguntarnos si la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) ha publicado una solicitada en respaldo de Wikileaks ; aunque conociéndolos, seguramente, lo hará en defensa de la censura propiciada por Sarah Palín.
Pero volvamos a lo nuestro, lo cierto es que la publicación no se realizó en forma directa desde la página en cuestión, sino que se promovió un acuerdo con cinco de los principales diarios del mundo (Le Monde, Der Spiegel, The Guardian, The New York Times y el País) a los efectos de dar la correspondiente difusión.
Más allá de los reparos respecto de la veracidad de la información que estos periódicos pueden publicar -no olvidemos que de los diarios mencionados, tal vez el más confiable resulte ser el británico- , es medianamente comprensible el “mentado acuerdo” para sobredimensionar no solo el contenido de los documentos; sino el papel central que desarrollo Wikileaks en la divulgación de los hechos.
No obstante, el problema radica en que son los dueños de esos mismos diarios quienes se reservan la documentación a publicar; si tenemos en cuenta que la totalidad de los informes superan el orden de los 250.000, es lógico prever hasta que punto “los primeros informes” que se den a publicidad serán aquellos que respondan a intereses particulares de los diarios en cuestión.
Y aquí aparece un dato no menor, el único diario de habla hispana que forma parte del acuerdo ( pertenece al Grupo Prisa) es nada menos que El País, éste órgano gráfico español expresa intereses concretos de sus accionistas donde algunos de ellos son directores de sociedades de fondos de inversión libre o fondos de capital privado que toman participaciones temporales en otras empresas, con cuentas en distintos “paraísos fiscales” (ver “¿Quiénes son los quince miembros del Consejo de Administración de Prisa” http://www.rebelion.org/ , 29/11/2010 nota de Pascual Serrano) y que tienen fuertes intereses especulativos a escala mundial.
Nadie desconoce que el Grupo Prisa tiene intereses muy particulares en la Argentina; en cambio, sí es posible que algún distraído ignore que en julio de 2009 suscribió un acuerdo con “el periódico argentino” La Nación para la distribución conjunta de la edición global del diario hispano.
Indudablemente, un Grupo que esta presente en más de una veintena de países de Europa y América, que factura miles de millones de euros anuales, ha de tener una línea editorial identificada, en un ciento por ciento, con el pensamiento (neoliberal) que posibilitó su expansión.
En la Argentina, nos basta sintonizar radio Continental (su AM local) para observar -exceptuando la audición de Víctor Hugo- que el grado de consustanciación con el liberalismo económico de sus programas es, por demás, ostensible.
Y aquí se nos cierra el círculo, es decir: ¿ Porque tiene una palmaria posición antigubernamental el diario El País con respecto a la Argentina? ¿ Será acaso porque el modelo que hoy impulsa nuestra Presidenta esta en la antítesis del neoliberalismo económico? ¿ O porque además se encarga de difundirlo en todos los foros internacionales? ¿Porqué el diario La Nación se ha hecho eco de la preocupación por “la salud mental” de la Presidenta a la que hacía referencia, supuestamente, uno de los documentos revelados por el diario español?
Más allá de la pobreza intelectual –preocupante por cierto, por tratarse de una potencia mundial- de los autores de los difundidos informes, la inexactitud o irrelevancia de los mismos, la virtual mediocridad o falaz información expresada en ellos; lo cierto es que El País -con su socios locales: Nación y Clarín- han demostrado una vez más como se puede manipular una información para desprestigiar a un mandatario.
Y, por cierto, no cualquier mandatario, no olvidemos que la voz de Cristina Fernandez de Kirchner es -como consecuencia de nuestra recuperación económica- una de las más escuchadas en los Foros Internacionales, por más que les pese a algunos periodistas locales que suponen que estamos aislados del mundo.
Como vemos, El País y sus aliados, ponen el acento en cuestiones insustanciales para procurar beneficiarse con una “información” falaz.
Y, por cierto, no cualquier mandatario, no olvidemos que la voz de Cristina Fernandez de Kirchner es -como consecuencia de nuestra recuperación económica- una de las más escuchadas en los Foros Internacionales, por más que les pese a algunos periodistas locales que suponen que estamos aislados del mundo.
Como vemos, El País y sus aliados, ponen el acento en cuestiones insustanciales para procurar beneficiarse con una “información” falaz.
Bien lo señalaba Luis Bruschtein en los comienzos de su nota publicada hoy (4/12/2010) en Página 12:
De los más de 250 mil cables que liberó Wikileaks, 2233 corresponden a la Argentina, o sea menos del uno por ciento. Sin embargo, El País (el único medio de habla hispana de los cinco que tuvieron acceso inicial a los cables) le ha otorgado un centimetraje de nota principal en tres de los cuatro primeros días del wikileaksgate. Una de dos: Argentina es uno de los países más importantes para los Estados Unidos o es uno de los más importantes para El País. Lo primero suena un tanto pretencioso. Argentina no es tan importante en el mundo, aunque así les pueda parecer a los argentinos. Entonces se trata de una decisión editorial del diario español, asociado en la Argentina con el diario La Nación, y dueño o socio en la propiedad de otros medios de comunicación, entre ellos Radio Continental.
No hace falta hablar más al respecto, ya conocemos los propósitos del Grupo Prisa; y también percibimos los propósitos de La Nación y Clarín que están destinados a ser voceros de “El País”. Pero no se confunda estimado lector, no estoy hablando de nuestra querida Argentina que, sin dudas, nos enorgullecería que así sea; sino del periódico español ese que, como es lógico, defiende sus intereses económicos con el servicio incondicional de los cipayos locales.
Ahora se me estan aclarando un poco más las cosas, y comprendo que cuando la diputada Carrió manifestaba a gritos por TN (Todo Noticias) que Clarín y La Nación “son la esencia de nuestro país” evidentemente, se estaba refiriendo al periódico español.
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